Es invierno. La tierra descansa y con ella, algunos animales y plantas. Para nosotros, es un momento importante de recogimiento y reflexión. Aunque aún hay pocas horas de luz durante el día, poco a poco notamos que anochece más tarde. Desde que celebramos el solsticio de invierno en diciembre, noche más larga del año, la luz ha ido aumentando lentamente. Tan despacio que muchas veces no somos conscientes. Y por esto, para poder sincronizarnos correctamente con la Naturaleza y sus procesos, es tan importante celebrar el rito estacional de Imbolc. Celebrar Imbolc es celebrar la llegada de la luz y el despertar de la Tierra. Es un canto a la actividad, pero de una manera consciente y gradual.

En este momento tan extraño de pandemia, en el cual nos hemos aislado de nuestro alrededor, esta celebración nos puede ayudar mucho a salir de la apatía y desidia. Nos puede ayudar a volver a ver esperanza a nuestro alrededor. No hay más que dar un paseo por la Naturaleza. Incluso habiendo nieve, las campanillas de invierno comienzan a aparecer entre la capa blanquecina. Los brotes vuelven a poblar las ramas de abedul. Y algunos animales, como el erizo o las hormigas, empiezan a despertar de su hibernación. Poco a poco todo va despertando, igual que debemos hacer nosotros. De esta manera, no pasamos de un parón total de actividad al ritmo frenético de la primavera y verano.

Hoy celebramos todo esto, con la llegada de la luz y el inicio la primavera. ¡Feliz Imbolc!

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